jueves, 18 de febrero de 2010

Arquitectura no es una caja estanca



Entiendo el “estudio / taller de arquitectura como una manera de trabajar, como actitud, como proceso, más que como un lugar donde se realizan proyectos / obras.  Cuando te plantean que expliques como es el estudio, en qué y como se trabaja, me doy cuenta de que no hablamos de un momento concreto, ahora, enero 2005, sino que es un proceso en continuidad desde que en algún momento te planteas la arquitectura como vehículo de interacción.

 De la misma manera, no hay un proyecto académico emblemático, sino que desde ese proceso los diferentes ejercicios se desarrollan a partir de unas constantes que con el paso del tiempo se van resituando como si de un solo proyecto se tratara, independientemente del programa, la escala, los tiempos de desarrollo etc. Siempre se parte de un cero (0) relativo, se vuelve a replantear la mirada porque cada nuevo proceso te desplaza y reposiciona en función de sus características. Las ideas, los proyectos, las instalaciones, las construcciones, los escritos, la docencia, entendidos como producción de pensamiento (independientemente de su materialización) parten genéricamente de que la respuesta derive en una nueva pregunta intentando solucionar con este binomio las diferentes solicitaciones del encargo. Los procesos y los proyectos responden muchas veces a un intenso impulso intuitivo, sucediendo al final que acabamos formándonos con una serie de constataciones que una vez materializadas, superan lo que de ellas esperábamos, esto creo que se produce porque sencillamente pasamos del lugar / espacio imaginado al espacio / lugar vivido.

Es a partir de estos impulsos vitales que me interesan las instalaciones / acciones en su vertiente intuitiva, como laboratorio / práctica simultánea a los programas más “tradicionales”,  así trabajamos los proyectos como proceso abierto, pensando la arquitectura más desde la acción / actividad que se desarrollará que desde las formas resultantes.... como parte de la vida, como proceso temporal / energético que implica a la sociedad de manera que cada individuo ponga en positivo su mirada, alejándose poco a poco de los “pre-juicios” actuales.

En consecuencia entiendo el binomio arquitectura / sociedad como una sucesión de momentos más que como una sucesión de espacios importa más lo que pasa entre las personas que dónde pasa, alejándonos de la arquitectura como “símbolo” para acercarnos a las funciones de “soporte” donde los diferentes caracteres puedan reflejarse y coexistir...., resultante de este pensamiento, las diferentes propuestas derivan desde su complejidad en respuestas sencillas y esenciales, asumiendo que la potencia de la vida, lo imprevisto que deviene cotidiano siempre prevalece más que cualquier planificación prevista.

Entiendo que arquitectura no es una caja estanca, no es una mirada cerrada en si misma sino que constantemente establece continuidades con otros campos de trabajo contiguos.

Filosofía como Concepto,

Ciencia como Función.

Arte como Percepto (de percepción)

Como Filosofía / Concepto
Proyecto: “Piscinas Olímpicas de saltos en Montjuic – BCN”
Autor: Antoni de Moragas-arquitecto

La lectura del lugar y la relación con la ciudad que a la vez es territorio, topografía, naturaleza.
El programa como parte del proyecto solucionando las solicitaciones de una manera sencilla y a la vez efectiva.

Como Ciencia / Función
Proyecto: “Edificio FECSA en Av. Paralelo - BCN”
Autores: RGA arquitectos (Pere Riera, José mª Gutierrez y asociados)

Un solo elemento repetido y aplicado con rigor esencial vinculando un programa en planta libre de oficinas, la relación con la estructura urbana de la ciudad y el diálogo equilibrado por contraste con la preexistencia formalmente muy potente.

Como Arte / Percepto
Proyecto: “Ampliación CCCB - BCN”
Autor: Albert Viaplana-arquitecto

Mágica sensibilidad en una disposición armónica de aparentes opuestos.
De lo cerrado a lo abierto.
Del claustro a la ciudad.
Del interior al exterior.
De lo material a lo inmaterial.
De lo real a lo virtual.
De la transparencia al reflejo.
Una perfecta disposición del tiempo como instrumento de proyecto.

De todas maneras me interesa una Ciudad que consigue su identidad a través de lo cotidiano, con pequeños momentos espontáneos, y no a partir de una planificada singularidad. Prefiero la pátina del Casco Histórico a un barrio como Puerto Madero en el que cada intervención es un planteo del absoluto en sí mismo, en el que cada arquitecto ha querido aportar su “gran” grano de arena. Genéricamente esa es la actitud que tomamos todos los arquitectos y seguimos cometiendo los mismos “errores” me esfuerzo en tener presente permanentemente esa autocrítica para aprender desde lo natural y lo espontáneo e intentar liberarme de los “pre-juicios” del arquitecto.

A veces se apuesta por determinadas arquitecturas singulares / espectaculares.... pero para mí eso no es la vida, en este caso eso no es Buenos Aires, ni en otro caso eso no es Bilbao. De la misma manera que considero que un estudio de arquitectura no se define por momentos concretos y sí como proceso en continuidad, tampoco existe un proyecto concreto / emblemático sino que desde ese proceso los diferentes ejercicios pedagógicos se desarrollan a partir de unas constantes que con el paso del tiempo se van resituando como si de un solo proyecto se tratara, independientemente del programa, la escala, los tiempos de desarrollo etc.

 Lo que si que es común a todos ellos es que no ha habido una fórmula predeterminada para conseguir esos “encargos”, pero si una actitud cargada en todo momento de ilusión y convencimiento que deriva en la energía necesaria para poder desarrollarlos. Con el tiempo te das cuenta que es precisamente esa actitud en el día a día la que ha estado positiva y receptiva a todo lo que fluía alrededor, materializándose en diferentes situaciones y experiencias, desde el auto encargo de bajo costo pero de fuerte intención (instalaciones-acciones), al encargo siempre producto de casualidades y “co-incidencias”, pasando por los concursos públicos.

Con la objetividad que un relativo tiempo impone, me doy cuenta que mis preferencias sobre los proyectos desarrollados no dependen ni de una escala determinada , ni de presupuestos , ni de rendimientos económicos y que en definitiva prevalece el ocio sobre el neg-ocio. Somos profesionales liberales y la libertad (sobre todo de pensamiento, pero también de acción) es fundamental y más en la actualidad...., prefiero generar sistemas, a que el “sistema” me absorba, prefiero ser un punto más en una masa crítica de pensamientos diversos, a pertenecer al “sistema” de pensamiento único.

En este sentido la arquitectura como vehículo de interacción me ayuda, porque me demuestra cotidianamente que es posible realizar las aparentes utopías. De esta manera entiendo que a la vez que estamos ofreciendo un servicio al cliente dando respuesta a una serie de solicitaciones, también investigamos para optimizar la materialización de ideas que en un principio habían sido utópicas intuiciones , en un proceso de constante y rigurosa formación. BA 2005







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